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La batalla de Yarumales.

Cómo evolucionó la concepción guerrillera en Colombia.

La escuela cubana.

En la década de los años 60, se presentó en casi todo el subcontinente latinoamericano, la generalización de un concepto que predicaba la posibilidad de llegar al poder por la vía armada en forma más o menos rápida.

El ejemplo de las guerrillas de Fidel Castro en Cuba, quien en un lapso de apenas tres años, habían liquidado al ejército regular de la dictadura de Fulgencio Batista, hizo creer a muchos revolucionarios, que todas las cosas resultaban así de fáciles en el resto de los países.

El entusiasmo que despertó, sobre todo entre las juventudes, la hazaña lograda por el puñado de barbudos que acompañaron a Fidel hasta la Sierra Maestra, vino a convertir a tales combatientes en un ejemplo heroico digno de imitar. El propio Castro, su hermano Raul, Camilo Cienfuegos, el "Ché" Guevara, pasaron a ser la imagen moderna de los caballeros andantes.

Cuba por aquellos días llegó a transformarse en la Meca de todos los inconformes de América que en peregrinación llegaban hasta allí, para conocer de cerca a los legendarios combatientes y aprender de ellos las concepciones y tácticas que les permitieron alcanzar el triunfo revolucionario en tan poco tiempo. Su ejemplo podía ser imitado en otros países y muchos llegaron a pensar que la lucha armada era inminente en toda la América Latina.

Ernesto "Ché: Guevara, vino a constituirse en la imagen romántica del guerrillero heroico y sus prédicas para "transformar toda la cordillera de Los Andes en otra Sierra Maestra", lo presentaban como el símbolo de toda una concepción política. Basado en algunos escritos de Mao Tse Tung y en sus propias experiencias, el médico cubano-argentino escribió su libro "Guerra de Guerrillas", convertido pronto en la Biblia de todos los partidarios de la "acción intrépida".

Con el paso de los días y luego de recibir en Cuba el adiestramiento correspondiente, en varios países latinoamericanos empezaron a surgir agrupaciones guerrilleras que se aprestaban para asumir el poder por la vía de las armas. La teoría era simplista: "No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas", había escrito el "Ché" en su manual que los nuevos guerrilleros rezaban como el Catecismo Astete. Y en razón a que la lucha de Fidel en la Sierra había comenzado apenas con doce hombres, ocho a diez eran suficientes para constituir el "foco", según predicaban las teorías de Guevara.

Estas premisas gobernaron todo el desarrollo posterior de la lucha guerrillera que proliferó por entonces en diferentes países de América Latina.

Esquemas que no convencen

Aunque siempre pensó en la organización de la lucha armada de carácter rural, el M-19 tuvo en sus comienzos una estructura esencialmente urbana. La casi totalidad de sus primeras acciones se desarrollaron en las ciudades y solo cuando el asedio oficial desatado contra este movimiento subversivo a raíz de la sustracción de 5.000 armas del Cantón Norte en Bogotá, los que no cayeron en poder de la autoridad, se vieron obligados a replegarse a los campos.

Bastante desarticulado, pues muchos de sus militantes y la mayoría de sus comandantes se encontraban en prisión, el M-19 efectuaba sin embargo, algunas acciones guerrilleras, pero ciñéndose siempre a los esquemas que para este tipo de actividad, predicaba el "Ché" Guevara.

En el mes de diciembre de 1982, en virtud de una ley que otorgaba una amnistía general para los presos políticos, el gobierno de Belisario Betancur, puso en libertad a los subversivos como el primer paso en un proceso de paz, que apenas se iniciaba,

Las discusiones internas que se dieron entre los detenidos en la Penitenciaría Nacional de la Picota, habían llevado a la dirigencia de la organización a comprender la necesidad de un replanteamiento en los esquemas y a la urgencia de preparar sus cuadros político y militarmente.

Se presentaban dos opciones; cursos de entrenamiento en Libia o en la Isla de Cuba.

Sin creer mucho en los resultados de la negociación de paz que por entonces se adelantaba, 87 militantes del M-19, en marzo de 1.983, se trasladaron a La Habana, para actualizar su preparación. Entre ellos iban Carlos Pizarro, Israel Santamaría y "Lazaro".

En el desarrollo de las conferencias que recibían, ocurrió un hecho bien curioso. Los instructores cubanos no lograban convencer con sus teorías a los aprendices colombianos. Como luego de cada sesión de adiestramiento, los hombres del M-19 se reunían para discutir entre sí las enseñanzas recibidas, con el tiempo fueron llegando a la conclusión de que los esquemas diseñados por el "Ché" Guevara para toda América Latina, no eran aplicables en su totalidad en la geografía colombiana. El teórico de la revolución continental había escrito así para definir la movilidad de una fuerza guerrillera que no debía dar la cara al enemigo: "Muerde y huye, espera, acecha, vuelve a morder y a huir, y así sucesivamente, sin dar descanso al enemigo".

Y sucedió que los alumnos colombianos por su cuenta, decidieron revaluar muchas de las instrucciones recibidas de sus profesores "guevaristas". La guerrilla trashumante y ojalá de pocos miembros, debía transformarse en una fuerza más o menos numerosa, dispuesta a implantarse en ciertas áreas ocupadas, y para lograr esto, debía combatir por la defensa del territorio de su influencia. Para conseguir lo anterior, los combatientes debían especializarse en distintos aspectos militares, tales como ingeniería castrense, artillería, manejo de explosivos y creación de fuerzas

especiales para realizar operaciones de "comando".

Se estrena una nueva concepción

En enero de 1984 y luego de un año de instrucción, los compañeros de Carlos Pizarro regresaron con él al país y empezaron en regiones del Valle y del Cauca a organizar la Fuerza Militar de Occidente, pues ya el Frente Sur, integrado por guerrilleros empíricos que seguían las pautas de lucha vigentes hasta entonces, operaban sobre todo en la zona del Caquetá.

Las nuevas concepciones militares de la guerrilla que traían Pizarro y sus hombres, no fueron del agrado de los combatientes que habían permanecido en el país apegados a los esquemas tradicionales, hasta entonces de universal aceptación. Se presentaron discrepancias conceptuales entre los "empíricos" y los "académicos", como les decían irónicamente a los graduados en Cuba.

Pero la incipiente Fuerza Militar de Occidente, decidió estrenar sus nuevos planteamientos después de la toma de la población caucana de Corinto, donde en apenas 11 minutos ocuparon el cuartel de la policía. Al salir de allí se dirigieron sobre Tacueyó, pero desatendiendo los consejos del "Ché" Guevara, después de "morder" no huyeron, sino que prefirieron hacerle frente a la contraofensiva que el Ejército lanzó contra ellos, con el apoyo de helicópteros artillados.

Por primera vez, el M-19 intentaba el fuego antiaéreo. "Lázaro" uno de los combatientes explica como se realizaba aquello. Bastaba esperar que los helicópteros se encontraran a menos de 500 metros y entonces sobre estos se concentraban las ráfagas que debían ser cortas pero constantes y apuntadas a dos o tres cuerpos adelante del aparato en movimiento. Todas las aeronaves que sobrevolaron el área, fueron tocadas.

Al interceptar transmisiones del Ejército, los guerrilleros se enteraron de la decisión de enviar sobre ellos aviones "Mirage" y A - 37 y entonces Pizarro, ordenó un desplazamiento de trescientos o cuatrocientos metros y esto bastó para que el bombardeo que se prolongó casi por tres días, no les causara ninguna baja.

Se inician conversaciones de paz

Días después y ya concluido el asedio, el grupo subversivo se desplazó de nuevo sobre Corinto y de paso ocupó la población de Miranda. Y en junio de 1984, cuando se supo la noticia del asesinato de Carlos Toledo Plata en Bucaramanga, Carlos Pizarro, ordenó a su gente asaltar la población de Yumbo a corta distancia de Cali, a pesar del disgusto con las nuevas concepciones guerrilleras que se ensayaban, expresado por Iván Marino Ospina, Comandante General de la Organización, luego de la muerte de Jaime Bateman Cayón.

Por aquellos mismos días, Antonio Navarro Wolf, con sus hombres salió sobre la Carretera Panamericana, estableció retenes del M-19 y durante 3 o 4 días paralizó la vía. Poco tiempo después, este mismo grupo cayó en una emboscada del Ejército y debió ofrecer combate.

Hombres de la columna de Iván Marino Ospina, llegaron para reforzarlos.

Lo que siguió entonces parece inspirado en la historia de Macondo. Mientras los camarógrafos del Noticiero "24 Horas" dirigidos por la periodista Olga Behar, film aban el combate, empezó a revolotear sobre el área un helicóptero blanco que traían a los comisionados de paz, enviados por el Presidente Betancur. Los guerrilleros de inmediato abandonaron la pelea, y dejando a los soldados disparando solos, se dirigieron a un campo de fútbol cercano donde aterrizó el aparato. Y luego, como un personaje arrancado de alguna de las páginas del "Quijote de la Mancha", apareció Iván Marino Ospina, Comandante General de la Organización, con el fusil terciado y montado sobre una burra, mientras agitaba una bandera blanca, para saludar en función de paz a los recién llegados.

La tregua de Corinto

El 24 de agosto de 1984, vino la firma de un cese de fuegos, que se celebró en la población cacuna de Corinto a donde llegó desde Yumbo Carlos Pizarro herido en la espalda, en un encuentro con una patrulla militar al entrar al poblado, mientras su compañera "Laura", perdía cuatro dedos de una mano por acción de balas explosivas.

Después de las sonadas celebraciones, Pizarro con su gente se desplazó de Corinto a Quebraditas, buscando un lugar de asentamiento, mientras se continuaban desarrollando las conversaciones de paz con el Gobierno. La población civil seguía a la columna guerrillera y como el hostigamiento del Ejército continuaba contra ellos, se ordenó darle adiestramiento militar a los campesinos que se les sumaban por el camino.

Siempre presionados por la fuerza pública, los irregulares se trasladaron del caserío de San Pedro hasta la hacienda de Yarumales, en donde Pizarro ordenó plantar campamento.

Aprestos para el combate

El Ejército Nacional rodeó toda el área y las dos fuerzas quedaron a la expectativa. El M-19, envió un mensaje al Gobierno Nacional quejándose del asedio ejercido sobre ellos, a pesar del cese de hostilidades pactado meses antes y expresando su decisión de no abandonar a Yarumales.

Durante un mes, las dos partes se fueron preparando para una confrontación que se veía inevitable.

Carlos Pizarro, decidió entonces dar aplicación a las nuevas concepciones guerrilleras sobre la defensa de territorio. Tubos de P.V.C. fueron camuflados con pintura para simular lanza-cohetes y con troncos de árboles que decoraban y a los cuales amarraban ruedas de madera, hacían creer al adversario que estaban provistos de cañones. Se inició la preparación de abrigos antiaéreos, se adelantó un estudio minucioso del terreno, se construyeron pozos para guarecer a los fusileros, se hicieron zanjas de comunicación entre estos, se minaron sitios estratégicos, y en fin, la pala llegó a valorizarse tanto como un arma de largo alcance.

El Comandante guerrillero Germán Rojas Niño, conocido como "Raúl", es enviado hasta el Caquetá para que traiga a Yarumales una fuerza que se encuentra en aquella región. Entre tanto, el Presidente Betancur, viaja a la ciudad de Méjico y allí se entrevista con Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad Delgado, las máximas jerarquías del M-19, para continuar hablando con ellos sobre el proceso de paz.

Se rompen las hostilidades

Y es precisamente por aquellos días, cuando se inicia el combate. La hacienda de Yarumales está ubicada en una cuchilla inclinada y en el centro, Pizarro instaló su Comandancia. El ataque militar era esperado por la parte baja donde estaba concentrada la mayor parte de la tropa y por eso era la mejor reforzada en defensas y sucedió que el Ejército, conocedor de esta situación, atacó por la parte de arriba en la mañana del 12 de diciembre de 1984.

Una avanzadilla de milicianos que patrullaba de rutina, tropezó por casualidad con una compañía de 140 hombres que avanzaban por la parte superior del territorio y a las diez y media empezó el tiroteo. Escasos diez guerrilleros dirigidos por "Efrén", lograron establecer una línea de contención para evitar el paso de la tropa. Los irregulares de Pizarro eran 280, incluidos algunos civiles q ue apenas recibían adiestramiento militar y tan solo contaban con 60 armas. Por eso la Comandancia ordenó que cada tres hombres se rotaran un fusil.

Se abren tres frentes de batalla. Por la parte de arriba contienen los hombres de "Efrén", y más tarde los explosivistas de "Lázaro", por abajo la gente de "Dora" y Carlos Erazo "Nicolás", dirige a sus escuadras por el lado del caserío de San Pablo, donde está el Comando del Ejército. Al principio escasean las municiones, los explosivos, los alimentos, pero al tercer día de romperse las hostilidades, los campesinos de la región comienzan a transportar suministros por entre las líneas de batalla. En el primer envío llegan de afuera 2 arrobas de explosivos, 600 cartuchos para cada combatiente de la primera línea y abundante comida. "Nunca nos alimentamos mejor - recuerda "Lázaro" -, mientras el Ejército comía enlatados fríos, nos otros preparábamos tinto caliente, arroz y

carne asada".

La batalla se prolonga

Carlos Pizarro sostenía la teoría de que mientras más se prolongara la defensa, más fuerte se hacia ésta. Por eso ordena a los que están recién enganchados en la guerrilla, que se dediquen a cavar trincheras dos o tres metros atrás de los fusileros, para que estos puedan guarecerse luego.

Las palas de los aprendices son atravesadas por las balas. Mientras más se van consolidando los frentes de batalla, ésta cobra todas las características de un combate regular. La aviación y los morteros 120, ablandan las posiciones guerrilleras y luego la infantería ataca. Esto se repite por varios días. La guerrilla convertida en un aparato militar, se empeña en una lucha de posiciones.

Entre tanto "Raúl", en su viaje al Caquetá se entera por el radio en el camino, que la batalla de Yarumales se ha iniciado y acelera la llegada hasta encontrar el sitio ...en donde se prepara la gente del Frente del Sur, y en cinco camiones que logran agenciarse, inician la marcha hacia el Cauca. Los vehículos viejos se varan a cada momento y cerca al municipio huilense de La Plata, los 90 guerrilleros que van hacia Yarumales, son detectados por el Ejército y se produce entonces un enfrentamiento armado. Abandonados los camiones, los hombres de "Raúl" llegan hasta Belalcázar y empiezan el ascenso al páramo.

En el campamento de Pizarro las cosas siguen igual. A una distancia de 10 a 15 metros se tirotean y se desafían a gritos las fuerzas en disputa. En helicópteros llegan comisionados de Presidente Betancur para mediar en el conflicto. Vienen entre otros el Ministro Bernardo Ramírez, el congresista Horacio Serpa Uribe y con ellos aparece Álvaro Fayad Delgado, segundo en la línea de mando de M-19. Se inician las conversaciones para detener el combate, sin mayor éxito.

Termina la batalla de Yarumales

El Ejército prepara entonces una arremetida definitiva, y se habla de emplear la táctica del "martillo y el yunque", que consiste en poner a las tropas que se encuentran en la parte alta de la cuchilla a golpear el campamento guerrillero, mientras los soldados de las líneas establecidas en la parte baja, contienen cualquier eventual retirada. De pronto se silencian los disparos en casi todos los frentes, pues se precipita un intenso abaleo en la parte superior del campo de batalla.

Al principio nadie entiende lo que está ocurriendo, pues nadie tiene calculada la llegada de refuerzos para el M-19. Los hombres de "Raúl", quienes se han unido por el camino con las gentes de Marcos Chalita y de "Oscar", quienes también llegan del sur para participar en el combate, luego de implacables marchas diurnas y nocturnas durante cinco días, han salido al filo de "Las Violetas" y atacan la retaguardia del Batallón Colombia que ocupa la parte superior de Yarumales.

Llegaban los " empíricos" a reforzar a los "académicos". El desconcierto del Ejército que al principio ignoraba quien los atacaba por detrás, fue lo que hizo que se suspendiera el fuego en los otros frentes.

La llegada de los combatientes del Frente del Sur, cambió el curso de la batalla. Las negociaciones de tregua se aceleraron, aunque el M-19, para demostrar que aún mantenían intacto su vigor, el 1o. de enero de 1985, con 80 hombres asaltó el cercano caserío de San Pablo, donde se encontraba el puesto de mando del Ejército Nacional.

Mientras se adelantaban las conversaciones, los enfrentamientos continuaban. "El Batallón Colombia" combatía con mucha disciplina y mucho valor" recuerda ahora "Raúl", relatando aquellos acontecimientos. Se le propone a Pizarro que se retire con sus fuerzas h acia el páramo,

pero esta fórmula no es aceptada. Por fin se acuerda el desplazamiento del campamento guerrillero hacia un sitio denominado "Los Robles", ubicado a la misma altura de Yarumales y a pocos kilómetros de distancia. El 7 de diciembre se silencian los fusiles y empieza el traslado del campamento. "Hicimos varios viajes para transportar equipos y vituallas que teníamos. Parecía el trasteo de una casa", cuenta ahora alguno de los guerrilleros. Y en esta forma, luego de 22 días de combate, terminó la batalla de Yarumales.

El legado de Pizarro

Esta confrontación bélica, sin duda la más prolongada que ha ocurrido, sobre todo si se tiene en cuenta que la batalla de Palo-negro en la Guerra de los Mil días, entre liberales y conservadores,

tan solo duró dos semanas, fue la comprobación de una teoría militar elaborada por unos colombianos en Cuba, quienes se dedicaron a replantear las hasta entonces sacrosantas tesis expuestas por Ernesto "Ché" Guevara un cuarto de siglo antes, y que durante ese lapso, rigieron todos los movimientos insurgentes que por entonces proliferaban en América Latina.

Pero así como Carlos Pizarro y sus hombres, fueron los primeros en revaluar estas arcaicas concepciones de la lucha armada, también fueron los primeros en entender que ésta ya no era la vía, como se predicó durante 25 años y por eso fueron también los primeros en abandonar las armas, para ensayar la vía de las urnas, como único medio civilizado de confrontación política.

 Movimiento 19 de abril M-19

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